Todos hemos estado pendientes de las noticias sobre el rescate de los 33 mineros atrapados en la Mina de Cobre y Oro en Chile.
No cabe dudas que ha sido el resultado de un gran milagro, en el cual ha estado envuelto las manos amigas de muchas otras personas que las unieron en oración al Dios Todopoderoso y misericordioso.
Es muy importante reconocer el trabajo sistemático, inteligente y audaz de todos los que profesionalmente hicieron posible el rescate y de todos los que unieron esfuerzo y destreza en usar equipos para abrir el paso estrecho pero seguro para lograr el rescate de los mineros atrapados en las entrañas de la vieja mina, el cual sería estrenado por otros hombres, a riesgos de sus propias vidas, para llegar y ayudar, y establecer el orden necesario en bien de todos, estos hombres son los rescatistas, gracias a Dios por ellos.
¡Una hazaña repleta de hechos heroicos, constancia, disciplina, confianza y fe en Dios!.
En todo este proceso estuvieron envueltas personalidades del gobierno, y sin duda alguna, la de otros estados que también mostraron interés y apoyo, hasta los técnicos de la NASA en la construcción del módulo utilizado para el rescate.
A todo esto se debe unir el sentimiento y las emociones de familiares y amigos y otros compañeros de trabajo que estaban ansiosos por hacer cualquier cosa y sin duda alguna tuvieron qué hacer: confiar, esperar y tener paciencia.
Hoy sabemos que los rescatados han sido una de las principales noticias que recorre el mundo.
Han pasado del anonimato a la popularidad, y muy posible lleguen a ser hasta enriquecidos económicamente.
Amigo/a, todo este proceso del rescate es maravilloso e impresionante, digno de ser recordado siempre y tendrá su lugar prominente en la historia de una nación y en la historia universal.
Ahora pensemos por un momento en algunas consideraciones espirituales a las que podemos llegar bajo la hazaña del rescate y la maravilla de ser rescatados.
Espiritualmente todos estamos prisioneros de una mina derrumbada que no es de carbón, cobre u oro.
La mina desplomada de cada cual es diferente en esencia, pero nos aprisiona y por momento nos parece que todo va a terminar.
Podemos hacer una lista de pequeñas y personales minas:
Problemas familiares
Hogares divididos
Ansiedad
Depresión
Baja estima
Frustraciones en negocios, o sentimentales y emocionales
Falta de trabajo
Deudas
Enfermedades
Adiciones
Hijos desobedientes y descarriados
Situación legal
Tantas otras que tú mismo puedes colocar.
Necesitamos rescate y quien quiera hacerlo y tenga el poder para liberar nuestras vidas de esa mina oscura en la cual nos asfixiamos y sentimos aplastar día tras día.
En momentos así puede surgir esta pregunta en nuestra mente:
¿De dónde vendrá mi socorro?
No podemos contar con la tecnología de la NASA, ni con el buen propósito del vecino o compañero de trabajo o de la Universidad, tampoco de ese miembro de la pandilla que se ha convertido en la “familia” real, cualquiera que sea el caso.
Las personas están atravesando su momento cumbre y lo tienen que hacer solos, nadie está dispuesto a rescatar pagando el precio de su propia vida por otro/a que le debe a la sociedad, o que simplemente no sabe como vivir diferente porque está perdido en moldes estrechos y deformados su manera de pensar.
¿De dónde vendrá mi socorro?
“Mi socorro viene de Jehová que hizo los cielos y la tierra”( Salmo 121: 1-2)
La pregunta la hizo un Salmista y él mismo encontró la respuesta mirando adentro de sí y fuera de sí mismo, en Dios.
Amigo/a, nuestro socorro se llama Jesucristo, él descendió, se hizo carne para socorrer a todas las personas que le reconocen como el Gran Rescatista, Salvador y Dios.
El dijo: “ Yo he venido a buscar y salvar lo que se había perdido”
( Lucas 19: 10)
El tiene poder en el cielo y en la tierra para liberar y salvar, restaurar y perdonar a toda persona que vive bajo la atadura del diablo, es por ello que comisionó a sus discípulos e iglesia a predicar y enseñar esta verdad eterna que libera: ( Mateo 28: 18-20)
El es el único que tiene respuesta verdadera al conflicto interior particular de cada persona ( Mateo 11: 28-29)
No importa cuan grande sea la carga de “rocas”que pesan sobre nuestra mente, conciencia, espíritu, Jesús te puede rescatar de la vieja manera de vivir( Juan 10: 9-10; Efesios 2: 1-10)
Ahora te toca a ti creer, aceptar el regalo de Dios en Jesucristo, cuando lo haces, el recate se efectúa inmediatamente, porque Jesús ya pagó el precio en la cruz del Calvario ( Juan 3: 16-18).
El Señor te ayude a tomar la decisión que necesitas hoy.
Rev. Rodolfo Luis
Si necesitas ayuda espiritual, consejería puedes comunicarte conmigo, lo haremos con gusto.
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