Hoy la cristiandad recuerda un acontecimiento único en la Historia de la Humanidad, Jesús de Nazaret, el Hijo de Dios, Dios hecho carne, entró en Jerusalén como Rey.
Los discípulos y simpatizantes con la predica del Señor estuvieron todos presentes, era muy importante este día para ellos, su Maestro y Señor daría un mensaje muy especial a la corte Romana, a los ancianos de Israel, a los líderes religiosos de su pueblo: Yo soy aquí el rey.
Esta era la idea de muchos, un rey que les librase del Imperio Romano, y que derribase los muros de desigualdades, la carga de los impuestos y que una nueva era de oportunidades, de pensamiento libre, de soluciones llegase a la sociedad de su día.
¿Quién mejor que Jesús?
Tenía sabiduría para tratar con las personas de forma individual y suficiente conocimiento de la Ley, podía discutir con los doctores y hacerlos callar con sus preguntas que tocaban sus conciencias.
¿Quién mejor que Jesús que multiplica pan y peces? Puede dar de comer en tiempo de recesión y en tiempo de aflicción.
¿Quién mejor que Jesús para enfrentar al Imperio, enfermo en su moral, y lleno de idolatría y crueldad?
¿Quién mejor que Jesús que sana enfermos, liberta endemoniados, resucita muertos, transforma al cobrador de impuestos, abusador de su cargo, en un hombre humilde y servidor?
¿Quién mejor que Jesús que provee fuente de trabajo, permite una pesca milagrosa, cuando los esfuerzos de los experimentados pescadores es vencida por la falta de éxito de toda una noche de trabajo?
¿Jesús es el rey que necesitamos a nivel mundial, para vencer la crueldad de los cobradores de las hipotecas, sanar las múltiples enfermedades que acosan a la humanidad, unir a las familias divididas por resentimientos y odios, conceptos religiosos o políticos?
Mi amigo, Jesús entró a Jerusalén montado sobre un burrito, no era de él, fue prestado, lo devolvería más tarde ( Mateo 21: 1-3), la gente lo aclamó como rey y lo es.
Pero, no desencadenó una revolución militar, no derrumbó un imperio por las armas, no levantó líderes que hiciesen campañas políticas a su favor.
El es el Hijo de Dios, Dios hecho carne ( Mateo 1: 18-23; Juan 1: 1-14).
Jesús es Rey y Señor porque pagó por el rescate de todos cuantos creen en Su nombre.
¿A quién le pagó Jesús el rescate de los que creen en El?
Al que tenía el imperio de la muerte ( Hebreos 2: 10-18).
El que está vencido para siempre.
Esta semana es propicia para meditar y reflexionar en la bondad divina, el amor de Dios, la paciencia del Señor, la obra del Espíritu Santo.
Es tiempo para mirar dentro de nosotros y fuera de nosotros, encontrar respuestas para el momento que vivimos, y dar respuestas a las interrogantes de los que viven a nuestro lado, señalar la dirección correcta: El Camino, ser comunicadores de la Verdad y disfrutar la verdadera Vida, Jesús (Juan 14:6).
Estoy convencido que no es cuestión de un día ni de una semana especial en el calendario, es asunto de relación con el Hijo de Dios, Jesús.
También estoy convencido que no depende de prédicas elocuentes, ni de sitios de reunión especiales, ni horarios establecidos de acuerdo a la conveniencia humana, es asunto del corazón, donde en realidad Jesús quiere reinar todos los días, a toda hora, para que todas las cosas sean arregladas y hechas nuevas.
Este es un buen día para dejar a Jesús entrar en nuestro dominio y permitir que sea el Rey y Señor de todo lo que somos.
Rodolfo Luis.
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