domingo, 13 de diciembre de 2009

Cosas que se Pueden Arreglar con el hijo del carpintero,Jesús



El Hijo del carpintero


Mateo 13: 55

La relación de familia es una de las bendiciones que todos tenemos, sin embargo, no siempre es así.

Existen circunstancias en el seno familiar de muchas personas en que saber o identificar a un miembro de cierta familia, en vez de ser motivo de alegría es de tristeza y pesar.

¿La culpa quien la tiene?

Así como la niebla se aparece de pronto y se acumula sobre una ciudad, el campo y dificulta la visión, los retos hogareños se presentan y pueden marcar de forma parcial o total el ambiente familiar.

Piense usted en lo que afectó sus relaciones de familia en cierta ocasión, cuales fueron las causas y llegue a la conclusión de que sí se le dio la debida atención sabia y dinámica que merecía.

Todos estamos expuestos a fallas, errores y sus consecuencias, pero no es esta convicción lo que debe regir nuestra conducta constante, tenemos que tomar acción y lograr cambios que produzcan sanidad interior y armonía total.

Las familias todas sufren algún tipo de experiencia desagradable, esta realidad no es licencia para no buscar la dirección correcta y trabajar de forma inteligente cualquiera que sea el asunto a resolver.

Jesús nació en un hogar pobre, José era carpintero, María una ama de casa, eso es lo que sabemos por medio del relato bíblico.

Como hijo del carpintero, así le conocieron en su aldea de Belén, en Nazaret, Judea y sus alrededores.

Pero, el hijo del carpintero, fue más que un simple ciudadano Israelita, bajo el imperio Romano, más que un trabajador manual, su sabiduría le destacó, sus respuestas y enfoque a los problemas sociales le identificaron como Alguien que habla diferente al resto de la sociedad de su día y abrió preguntas tales como:¿quién es este? ¿No es este el hijo de José y de María? (Mateo 13: 55-57).

Identificación familiar.

Lo grande es que Jesús declaró “El Hijo del Hombre vino a buscar y a salvar lo que se había perdido”(Lucas 19: 10)

Y lo dijo en respuesta a la declaración de Zaqueo, el cobrador de impuestos del Imperio Romano, éste quería conocer a Jesús, lo deseaba en lo profundo de su corazón, pero tenía limitaciones que podían ser de tipo hereditario, familiar, era de muy baja estatura.

Zaqueo seguramente aprendió sus tácticas en el manejo de las finanzas de personas muy allegadas a él, Jesús no le reprochó su condición, tampoco le acusó, no estaba de acuerdo con lo que hacía, pero le extendió la oportunidad del encuentro, y la bendición de la restauración interior.

Ni tardo ni perezoso, Zaqueo aceptó la solicitud de Jesús de visitar su hogar y fue allí donde se ganó el premio grande de la salvación por la fe en el Hijo del carpintero, el Hijo de Dios.

En realidad el Hijo del carpintero, el Hijo de Dios, estuvo de visita en este planeta Tierra, diseñado y establecido sobre la “nada”, sostenido por el poder de Su fuerza (Colosenses 1: 15-17), este planeta que nos regalaron a todos los descendientes de Adán y Eva, tu y yo también, del cual nos hicieron administradores, de lo cual debemos dar cuenta un día al Señor, el hijo del carpintero, el Hijo de Dios.

Y vino Jesús a resolver el problema familiar de todas las generaciones, de la Humanidad en general, sin distinción de pueblos o idiomas, de siglos y de adelantos científicos, capital o pobreza, “siervos o libres”.

El hijo del carpintero, Hijo de Dios, es el único Salvador en quien podemos confiar, es el único Restaurador y Sanador de la naturaleza humana.

El hijo del carpintero, el Hijo de Dios, es el centro de lo que llamamos Navidad.

Pero ¿es el centro de la Navidad Jesús realmente?

Yo sólo veo luces de colores, precios especiales en las tiendas de todo tipo incentivando a comprar (gastar), planes de viajes, comidas típicas, licores y risas obligadas por la influencia de las prácticas tradicionales.

Navidad es Jesús, quien nació en días del rey Herodes, el nacimiento del hijo del carpintero, el Hijo de Dios, “que vino a buscar y salvar lo que se había perdido” Lucas 19:10.

Navidad es tiempo propicio para reunirse las familias y pensar en nuevas metas espirituales y materiales bajo la dirección del Espíritu Santo de Dios.

¿Es así tu Navidad?

Si tu navidad es un reflejo de lo que la tradición te impone, comidas, regalos, fiestas, licores, viajes, y mucho más, estás lejos de la familia del hijo del carpintero, el Hijo de Dios.

Pero si conoces y te gozas en el espíritu de la primera Navidad, la del natalicio del Gran Rey, Jesús, entonces tu gozo, tu sonrisa, tu alegría es la que brota de un corazón renovado y lleno de esperanza que no avergüenza, tu reunión familiar tendrá la música que alaba a Dios, y el manjar de la paz divina.

Tu eres parte de la familia de Dios, Jesús pago el precio para darte ese derecho ( Juan 1: 12; I Pedro 1: 18-21;Efesios 2: 1-19).

Yo por mi parte me gozo en reconocer el Amor del Señor Jesús hacia mi persona, su Paciencia infinita, su Misericordia constante, su Gracia que no tiene límite.

El hijo del carpintero, el Hijo de Dios, me hizo parte de Su familia eterna.

Esa es Navidad, en la cual me gozo.
Rodolfo Luis.

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