martes, 16 de diciembre de 2008

Cosas que Se Pueden Arreglar

La Forma de Pensar se Puede Arreglar

“El valor de la vida no se encuentra en la cantidad de días, sino en el uso que le damos; un hombre puede vivir mucho y a la vez muy poco”.
Michel Eyquem de Montaigne

La vida es un gran tesoro, pero ¿cómo la ve usted?

Muchas personas consideran la vida como una rutina, trabajo comer, ver TV, chatear en Internet, escribir un e-mail, tomar café, dormir, entre otras simples actividades.

Para otros la vida es una estupidez, porque no han hallado “la mina de oro” con la cual soñaron y han gastado su tiempo en esforzarse sin alcanzar meta alguna.

Otros ven la vida como un verdadero milagro, algo extraordinario, una oportunidad única que se apaga con la cuenta regresiva del tiempo en su reloj biológico, que acompasado, marca irreversiblemente un minuto final.

Al comenzar usted leyó un pensamiento que enfatiza el valor de la vida no en cantidad sino en calidad, no en lo aburrido sino en lo audaz, en lo que reta al pensamiento y hace posible vivir con ganas de hacer cosas que otros puedan disfrutar y agradecer.

Hay personas que se gradúan en una Universidad a la edad de 70 y 80 años, han vencido serios desafíos, lograron alcanzar su meta, conquistaron “el imposible para otros” todo porque se aferraron a sus ideas hermosas y bien cuidadas , sus pensamientos sanos y en constante renovación.

¿Cómo piensa usted?
Su optimismo o pesimismo le puede llevar a la cima o le puede arrastrar al abismo, todos tenemos que decidir en cual extremo deseamos estar.

Nuestra manera de pensar es la llave que abre puertas al desarrollo de nuestra vida y a conseguir las metas dignas para las cuales fuimos creados.

Un hombre que vivió en la época del Imperio Romano, y que por su formación académica bajo la instrucción de uno de los grandes maestros de su día, Gamaliel, escribió sus ensayos Epistolares, llegando a tomar forma en un gran libro, que es el más leído y publicado, traducido a los diferentes idiomas : La Santa Biblia.

Este hombre, posiblemente nada atlético aunque era un verdadero maratonista de grandes distancias recorridas, escribió estas frases que comparto con ustedes:

“Por lo demás, hermanos, todo lo que es verdadero, todo lo honesto, todo lo justo, todo lo puro, todo lo amable, todo lo que es de buen nombre; si hay virtud alguna, si algo digno de alabanza, en esto pensad”.
Filipenses 4:8

¿Comprende usted por qué las personas, que piensan de acuerdo al escritor sagrado, logran sus metas a pesar de los desafíos que encuentran en su propio camino?

Sus mentes están renovadas, arregladas, disfrutan del equilibrio, del control de sus emociones, son selectivas a la hora de pensar, mejor aun, escogen los temas o asuntos en los cuales emplearan sus energías mentales, no se gastan en resolver lo que no se puede cambiar, en volver a vivir las experiencias de ayer si fueron amargas, tampoco desperdician el hoy en angustiarse por el mañana.

¿Cómo piensa usted?

Sabemos que millones de personas solo han conocido experiencias desagradables. Recién acabo de leer un artículo escrito por un adolescente de solo 16 años de edad, que se ha hecho famoso por su lucha contra la esclavitud moderna y el calcula que existe en estos momentos 27 millones de personas esclavizadas por secuestro, comercio sexual, hechos soldados de guerrillas o vendidas para pagar gastos médicos.

Lo triste es que muchas personas no saben que Atlanta, la ciudad de este adolescente defensor de la libertad, es un centro de tráfico humano.

Desde niños de cinco años de edad que trabajan en la industria de cigarrillos en cualquier parte del mundo, atados sus pies a correas fabricadas por otras personas que se gana la vida fabricándolas, hasta adolescentes que pierden su virginidad a manos de inescrupulosos que pagan unos dólares por esta “osadía varonil”. No es el poder de la correa lo que sujeta a esos niños, y obliga a las adolescentes entregar sus cuerpos, sino la influencia psicológica del encierro, de la esclavitud que destruye sus voluntades y les priva de su derecho de libertad.

¿Cuál es la cadena de su vida?

¿Un trauma, una violación, el desprecio de alguien al cual usted estuvo sujeto por años, la explotación de sus sentimientos, el rechazo como familia, la burla, el odio de raza, la discriminación por razones de cultura, un defecto físico? ¡Que lista se puede hacer!

Hay marcas en la mente, en los recuerdos, heridas que no cicatrizan, destilan dolor y amargura de forma continua.
Alguien les llama a este tipo de recuerdos recurrentes” el televisor interior”.
Cadenas invisibles, heridas que no sanan, imágenes que se repiten, llanto que brota en el silencio de la noche larga de la soledad del alma.

¡Hay que arreglar todo esto ya!

Se acuerda del maratonista del cual hablé en párrafos anteriores? Si, el escritor de Epístolas, ese hombre escribió lo siguiente:

“Pero, cuando llegó el día señalado por Dios, él envió a su Hijo (Jesús), que nació de una mujer y se sometió a la ley de los judíos. Dios lo envió para liberar a todos los que teníamos que obedecer la ley, y luego nos adoptó como hijos suyos” (Gálatas 4:4-5 versión Lenguaje Actual).

La ley, hay leyes religiosas y leyes morales, y leyes cívicas y mucho más.

¡Cuantas leyes! Y ley significa sometimiento, me guste o no, aceptación de lo que se me impone, lo desee o no, obligación de cumplimiento bajo pena de castigo si incumplo con el espíritu y la letra de la ley.

¡Hay que arreglar todo esto!

Y el maratonista bajo el imperio Romano se encarga de aliviar esa carga y nos trae esta noticia:

“De modo que si alguno está en Cristo, (cree en Cristo), nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas”
(II Corintios 5: 17)

¿Por qué este maratonista, llamado Saulo de Tarso, escribió esta declaración de absolución?

Porque él fue hecho libre de su manera de pensar, de su odio hacia los judíos convertidos al Cristianismo, de sus pensamientos crueles de tortura y persecución, él sabía del poder de la cadena invisible del error, conocía del poder psicológico de la ley, sentía amargura y desprecio por la vida de los demás que no pensaban como él.

¡Que le importaba que mataran a Esteban a pedradas por declarar que Jesús resucitó! Allí estaba él guardando las ropas de los verdugos y consintiendo en su muerte, su mente estaba plagada de odio. Saulo era un criminal según la ley.

A diferencia, ante su mirada otro hombre, Esteban declaraba: Señor, no les tomes en cuenta este pecado”(Hechos 7:60) Esteban era una persona libre según la Gracia de Dios en Jesucristo.

Libertad, eso enseñó Jesús: “Y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres… así que, si el Hijo os libertare, seréis verdaderamente libres” (Juan 7: 32 y 36).

La vida de Esteban se arregló, su manera de pensar se arregló, la vida de Saulo de Tarso se arregló a tal punto que igual a Esteban murió testificando que “para él vivir es Cristo y morir es ganancia”(Filipenses 1:21).

¿Comprende ahora por qué hay poder en Jesús, en su muerte en la cruz del Calvario?

El Creador descendió para arreglar el conflicto interior de los humanos, para establecer un nuevo orden de vida, un estilo diferente, un cambio de pensamiento, colocar de Su Espíritu en los que le aceptan como Salvador y Señor y hacer todas las cosas nuevas por el poder de Su amor.

La forma de pensar, sentir y actuar se puede arreglar, pero es de adentro hacia afuera, es con el poder de Jesús y Su Espíritu trabajando en nuestra mente, alma y cuerpo.

El maratonista, Saulo de Tarso, le cambiaron el nombre por el Apóstol Pablo, y ¿sabe por qué le llamo maratonista? Porque desde Jerusalén, y por los alrededores hasta Ilírico, todo lo he llenado del evangelio de Cristo( Romanos 15:19).

Ilírico era una provincia romana situada en lo que se conoce como Yugoslavia y Albania, hasta allí llegó el atleta de la fe, Pablo, cuya vida Jesús arregló.

¿Quieres probar?

Te aseguro que se puede arreglar.

Rodolfo Luis.

Si necesitas ayuda o un consejo no dudes escribirme a:
rodolfo0852@yahoo.com

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