miércoles, 21 de enero de 2009

Consecuencias de una mala formación familiar

¿Habrá arreglo para ello?

Existe mucha literatura que da información sobre las dificultades que acompañan a las familias en nuestros días.

Los psicólogos, los terapeutas, los consejeros familiares, todos ellos poseen una gama de información preciosa que descubre los elementos claves de la disfuncionalidad familiar.

La otra cara de la moneda es que existen millones de personas con el mismo problema, en todas las partes del planeta y en todos los niveles sociales.

Usted ha escuchado acerca de un “adolescente” que usó un arma y hirió o mató a compañeros de escuela, a un familiar, etc.

También ha leído la noticia de “alguien” que fue despedido de su trabajo y usó la violencia para responder a esa situación económica a la que se enfrenta.

Otro caso más, escuchó que cierta “persona” no puedo sobrellevar sus deudas y decidió suicidarse después de haber asesinado a su esposa e hijos.

¿Y qué decir del grosero o abusador, de los que son especialistas en acoso, del mentiroso y el engañador, del delincuente y estafador, del que incumple con su horario de trabajo, del que roba el salario al que no sabe defenderse?

¿Qué piensas de los que son violadores sexuales y violadores de los derechos humanos?

¡Deformación del carácter y de la personalidad!

¡Que horror!

Muy duro esto para seguir leyendo, pero tan real que se repite todos los días en hogares y comunidades sobre la faz de la tierra.

¿Habrá arreglo para ello?

¿Dónde está el origen de esta deformación del carácter y la personalidad humana?

La Biblia nos enseña la raíz del problema: desobediencia inicial y sus consecuencias hereditarias.

No es un término usado por la medicina o la psicología moderna, es una declaración divina, del Creador y sustentador de la vida humana.

En el primer libro de la Biblia se declara enfáticamente cual es punto de unión con Dios y cual es el punto de separación de El ( Génesis 2: 4-17; 21-24; Génesis 3: 1-24).

Si tuvo la paciencia e interés de leer se habrá dado cuenta del origen del problema: “desobediencia y conocimiento del bien y del mal”.

¿Para qué nos hace falta conocer el mal?

Para nada bueno.

El asunto en cuestión es que con aquel conocimiento primario del mal, se abrió la mente humana de la primera pareja, para descubrir un ilimitado universo de actitudes, que a su vez, deforma todo el proyecto divino para el ser humano y la familia.

Si usted sigue el relato de Génesis 4, entenderá como la envidia, el orgullo, la maldad, los prejuicios, la falta de estima, los valores de familia se rompen, como una idea predominante toma dimensión y una actitud cobarde y estéril se pone en acción: el primer asesinato, Caín mató a su hermano Abel.

Disfuncionalidad.

Deformación familiar. Un Adán que no tiene valores que trasmitir a sus hijos, una Eva que no tiene un modelo a seguir, una historia que se repite en millones de hogares hoy en día.

¿Quién es el responsable de todo lo dicho anteriormente?

¿A quién le toca dar cuenta de la disfunción general y universal?

Puede ser que usted no esté de acuerdo conmigo, ese no es el asunto, la razón está en reconocer la situación alarmante que nos acompaña y su origen.

La buena noticia es que se puede arreglar, la mala es que depende de cada cual tomar la decisión correcta.

Hay mucho que hacer y mucho se puede hacer, todo depende de nuestra capacidad para reconocer nuestra necesidad y la aceptación del plan de Dios para la humanidad y para usted y para mí en particular.

Existen dos ejes fundamentales para la salud psicológica:

a) Realización
b) Satisfacción afectiva

Todo esto concluye en un proyecto de vida que se gestiona desde la infancia y culmina en la realización plena de la vida en la adultez.

Pero hay que trabajar duro, seriamente en lograrlo, desde el vientre materno.

¿Cuáles son las condiciones de realización y de satisfacción afectivas vigentes en los hogares modernos?

Para muchas personas el entregar a sus hijos todo tipo de entretenimiento es suficiente, pero la realidad y los resultados son otros, nada se consigue con el placer del juego ilimitado, sin control, sin disciplina amorosa.

Todo tiene su tiempo, y por cierto no es mucho del cual disponemos para formar una nueva vida.

Los psicólogos están de acuerdo que las grandes inversiones en la vida se hacen en los primeros años (12 años), después comienza una dura faena para los que no hicieron uso del control de la atención y una esmerada educación de valores y principios morales de sus hijos en esa edad, tomando como ejemplo directo y cercano a sus propios progenitores.

¿Sabe usted que las cárceles están llenas de adolescentes y jóvenes?

¿Sabe usted que los traficantes de drogas tienen sus ojos colocados en esas edades?

¿Sabe usted que miles y millones de adictos a las drogas, el alcohol, el tabaco en el mundo, se inician en esa edad preciosa?

¿Sabe usted el número de adolescentes embarazadas cada año?

¡Deformación!

El ser humano necesita realización y para ello es menester sentir y vivir una experiencia de descubrimiento personal. Encontrarse así mismo, conocer que tiene capacidad para realizarse, que existen causas a las que se puede sumar porque en ellas se siente fuerte y útil, puede aportar, ser.

Hay factores que determinan este resultado.

Considero la influencia del hogar como base primaria.
Lo que allí se vive, conversa, se planea, se realiza, se disfruta, se cree, es lo que influirá finalmente en carácter y personalidad de los menores.

De ahí saldrán los dignos representantes de una sociedad que se renueva de generación en generación, que aporta con su fuerza y entusiasmo sano, que impulsa con su poder de pensamiento y sus ideas de transformación universal.

No importa la cuna donde naciste, lo que importa son los brazos que te recibieron, los ojos que te miraron, los labios que sonrieron, las primeras palabras que escuchaste, el gozo que tu produjiste al venir a este mundo, el calor de hogar y el olor del amor familiar.
Eso se llama satisfacción afectiva.
Este patrón se va a repetir una y otra vez, si se cumple el objetivo del hogar: formar carácter y personalidad, dar instrucción sabia y ejemplo digno para su realización.

El problema a superar es lo que está ocurriendo en muchos hogares: divisiones, abandono, maltrato, malos ejemplos, abuso, vicios, etc.

Hogares disfuncionales, deformados.

Pero se puede arreglar.

¿Cómo?

Hay que regresar al punto de partida: reconocer el problema y cambiar de actitud, arrepentirnos de nuestros desatinos y errores, la Biblia le llama pecados, y pedir la ayuda al único que le interesa realmente nuestra vida privada para liberarnos de tan pesada carga: Jesucristo.

Jesús dijo: “Vengan a mí todos ustedes que están cansados y agobiados, y yo les daré descanso” ( San Mateo 11: 28).

Jesús tiene la fórmula divina para resolver los problemas del interior humano, yo le llamo el reencuentro con el Creador, el apóstol Pablo le llamó : reconciliación (II Cor. 5: 17-21).

Un reencuentro, una reconciliación con el Señor Jesús produce cambios profundos en nuestro interior, se le llama nuevo nacimiento, comenzar en cero pero con experiencia, comenzar a andar pero sin temor a caernos, con la confianza del poder del Espíritu Santo que nos acompaña.

¿Necesitas arreglar tu vida, sientes dolor por tu familia, amistades, conocidos que se hunden en dificultades y se agotan emocionalmente, cayendo en la depresión y los peligros que ella produce?

Jesús, sus enseñanzas, su sacrificio en la cruz del Calvario es suficiente, si lo aceptas de todo corazón.

Si lo crees, las cosas viejas y las nuevas, se arreglan.

Rodolfo Luis.

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