domingo, 4 de enero de 2009

Mi Amigo el Alfarero

¿Cuántos amigos usted tiene?

La mayoría de las personas dicen contar con muchos amigos.

Especialmente los mas jóvenes, y la razón es muy simple, creemos que amigo es todo aquel o aquella que conocemos, compartimos salones de clases en centros de enseñanzas primarias, secundarias Universidades, centros de trabajo, vecinos, en fin, todos aquellas personas que mantenemos cierta relación.

En realidad todas aquellas personas con las cuales entablamos una relación, no son más que conocidos, y puede ser de muchos años esa relación, sin llegar a la esencia del concepto de amistad.

La amistad es una relación de afecto y compromiso, es un intercambio de simpatía y empatía en dos direcciones.

La amistad se compromete en valores y es capaz de sacrificar tiempo, dinero, y cualquier otra posesión por ayudar, apoyar, cuidar, estar junto a, con el fin de sostener y alimentar esa amistad.

La amistad se prueba en tiempos de crisis económica, enfermedades, momentos cumbres y significativos en los cuales la presencia, la palabra, el apretón de manos, el abrazo, una mirada, una sonrisa, vale un montón.

Los amigos se quedan junto al desvalido, al caído, al enfermo, al que está triste, junto aquel/a que la prueba crucial de la vida tocó a su puerta.

Los amigos no abandonan, están comprometidos hasta el final.

¿Conoce usted ese tipo de amigos?
¿Tiene usted esos amigos fieles?

Te cuento una historia:

Se dio en el ministerio público de Jesús de Nazaret.
Usted sabe que “Jesús recorría ciudades y aldeas predicando el Evangelio del reino de Dios y sanando toda dolencia en el pueblo”, así narran los Evangelios.

Jesús llegó a Capernaum y muchas personas se reunieron para escuchar su mensaje, debes recordar que ningún hombre ha hablado como este”, ese fue el testimonio de algunos en cierta ocasión, pero volvamos a nuestra historia real.

Jesús está en casa, la gente se entera, y se entusiasman por oír y ver y si fuere posible tocar al Maestro, la casa se llenó y muchos se quedaron fuera, tratando de escuchar y saber que estaba ocurriendo en el interior.

En ese momento llegan cuatro más, es decir cinco, pero uno de ellos es traído sobre su lecho, es un paralítico.

Nadie da lugar para que estos entren a la casa, no es extraño, a millones le ocurre así, esta historia se repite de muchas formas todos los días, gente con hambre mientras se botan millones de toneladas de alimentos, personas con frío mientras que otros tienen sus escaparates llenos de buenos abrigos sin usar, personas que sufren los efectos de enfermedades que son tratables y curables, pero que no disponen de recursos económicos para su asistencia, por otro lado millones se dan el lujo de gastar sus dinero comprando objetos que ni siquiera van a usar.

¿Injusticia social?

¿Falta de amor por el prójimo?

¿Desigualdades?

Mi Amigo el alfarero no se deja intimidar por las circunstancias, ni los errores de los humanos, tampoco por la falta de amor o las ingratitudes.

El tiene sus manos dispuestas para trabajar, para cambiar, transformar el barro anónimo, en una vasija reconocida por su calidad y en servicio permanente.

Los amigos del paralítico, no se detuvieron ante las dificultades, los empujones de las personas agolpadas a la puerta de la casa, donde Jesús se encontraba, ellos miraron toda la escena, unieron criterios y fuerzas, sumaron sentimientos y emociones, y nació una resolución: lo pondremos a los pies del Señor, al costo que sea necesario.

Subieron al techo de la casa, abrieron un espacio en él, y bajaron al enfermo en su lecho y lo colocaron delante de Jesús.

¡Cuánto interés en ayudar, cuanto amor puesto a prueba!

¿Se imagina usted lo que estarían diciendo los que estaban fuera de la casa?

Me parece estar escuchando exclamaciones como estas: “ Esos están locos”, “si se caen de ahí el problema será mayor”, “cuando el dueño de la casa se entere”.

¿Te atreves a colocar alguna otra expresión que pudo ser dicha por los curiosos?

Ellos vencieron los comentarios, ellos no se detuvieron ante los obstáculos, vencieron por el poder de la amistad, la fe y el amor.

Esta fórmula no falla: amistad, fe y amor.

Jesús se encargó de lo demás al ver la fe de ellos traducida en un esfuerzo tan determinado de ayudar, de cambiar una situación dolorosa como era la parálisis de su amigo.

Y comenzó el arreglo…

“Hijo, tus pecados te son perdonados”

Esa fue la medicina, la terapia de grupo dirigida a todos, pero efectiva en uno sólo, en el que tenía fe, el paralítico.

Ahí mismo comenzó la crítica, el juicio de los que estaban dentro de la casa: ¿Quién puede perdonar pecados sino sólo Dios?

La sanidad de aquel hombre no importaba, su gozo de libertad de la enfermedad no importaba.
Pero él salió caminando por la puerta, la que estuvo bloqueada para su entrada, para el encuentro con el Amigo, el alfarero, el Señor Jesús.

Allí dentro quedo Jesús con los curiosos y admirados, con sus comentarios y exclamaciones de glorificación a Dios.

¿ Y los amigos del paralítico donde estaban después de estos resultados maravillosos?

¡Arreglando el techo!

Los amigos dan sus fuerzas, usan sus energías y se mantienen anónimos ante los resultados, ellos solo buscan soluciones, ellos son puentes para comunicar, ellos comparten el gozo de arreglar lo que el Alfarero les confía.

La historia es real, la puedes leer en el Evangelio de Marcos 2: 1-12

¿Cuál es la parálisis que limita muchas personas hoy?

¿Tiene cura?

Una visita a mi Amigo, el alfarero, una conversación privada con él, dejará el mismo resultado: “suelta tu lecho, no te agarres más de él, levántate y anda”

Te aseguro que él arregla lo que sea necesario.

¿Cuál es el techo del cual hay que descender hoy?

Los hay de diferentes niveles:

Orgullo
Incredulidad
Autosuficiencia
Falta de fe
Prácticas religiosas

Muchos más se pueden añadir a esta lista, pero te dejo esa oportunidad a ti, lector, escribe en tu libreta de notas personal, cuantos “techos” hay que bajar para llegar delante del Amigo que todo lo puede y sabe, hay que bajar sostenidos por las cuerdas de ( humildad, reconocimiento de errores, fallas en la vida diaria , faltas a los compromisos impostergables, confesión al Señor Jesús).

Hay arreglo para todas las vidas heridas, dañadas, olvidadas.

Una conversación sincera con el Amigo alfarero, es lo único que se exige, el pagó los gastos del arreglo en la cruz del Calvario y trajo con ello la reconciliación interior de cada creyente en El y la paz interior y sus efectos exteriores, en cada uno de sus “nuevas criaturas”( II Cor. 5: 17-21; Juan 14: 27)

Si necesitas arreglar algo en tu vida, no dudes en llamarle está a la distancia de una oración de fe.

Recuerda: El hace todas las cosas nuevas y lo hace por amor.
El es un verdadero Amigo.

Rodolfo Luis.

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